La anomalía en la órbita de Mercurio.
Mercurio es el planeta más pequeño e interior del Sistema Solar. Su período orbital alrededor del Sol de 88 días es el más corto de todos los planetas del Sistema Solar.
Mercurio está gravitacionalmente bloqueado con el Sol en una resonancia 3:2 y gira de una manera que es única en el Sistema Solar, gira sobre su eje exactamente tres veces por cada dos revoluciones que hace alrededor del Sol.
Durante muchos años se pensó que Mercurio estaba bloqueado sincronizadamente con el Sol, girando una vez para cada órbita y manteniendo siempre la misma cara dirigida hacia el Sol, de la misma manera que el mismo lado de la Luna siempre se enfrenta a la Tierra, es decir, que su periodo de rotación era igual a su periodo de traslación, ambos de 88 días. Sin embargo, en 1965 se mandaron impulsos de radar hacia Mercurio, con lo cual quedó definitivamente demostrado que su periodo de rotación era de 58,7 días, lo cual es 2/3 de su periodo de traslación. Esto no es coincidencia, y es una situación denominada resonancia orbital.
Al ser un planeta cuya órbita es interior a la de la Tierra, lo observamos pasar periódicamente delante del Sol, fenómeno que se denomina tránsito astronómico. Observaciones de su órbita a través de muchos años demostraron que el perihelio gira 43" de arco más por siglo de lo predicho por la mecánica clásica de Newton. Esta discrepancia llevó a un astrónomo francés, Urbain Le Verrier, a pensar que existía un planeta aún más cerca del Sol, al cual llamaron Vulcano, que perturbaba la órbita de Mercurio. Ahora se sabe que Vulcano no existe, la explicación correcta del comportamiento del perihelio de Mercurio se encuentra en la teoría general de la relatividad.
Imagen: La relatividad general introduce una tercera fuerza que atrae al objeto un poco más fuertemente que la gravedad newtoniana, especialmente a pequeños radios. Esta tercera fuerza hace que la órbita elíptica del objeto preceda en la dirección de su rotación, este efecto se midió en Mercurio, Venus y la Tierra. El punto amarillo dentro de las órbitas representa el centro de atracción, el Sol.